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IlustraciĆ³n y EvoluciĆ³n Humana

Por Kiara Windrider

agosto de 2011

 

Mucha gente equipara este viaje evolutivo de la especie humana con la "iluminaciĆ³n", y creo que en esta etapa es importante distinguir entre los dos.

 

La iluminaciĆ³n es un estado de conciencia en el que ya no estamos identificados con el ego personal y es un atisbo de libertad de las restricciones impuestas por nuestra mente condicionada.  Sin embargo, el viaje evolutivo al que me refiero es un evento colectivo, una transformaciĆ³n genĆ©tica de la especie humana y un proceso de evoluciĆ³n planetaria iniciado por factores galĆ”cticos externos.

 

Dada esta distinciĆ³n, puede ser Ćŗtil aquĆ­ definir la iluminaciĆ³n y lo que significa en el contexto de nuestro viaje evolutivo. Uno de los conceptos espirituales mĆ”s desconcertantes, es importante entender claramente lo que significa y tambiĆ©n lo que no significa.

 

La iluminaciĆ³n no se trata de volverse sobrehumano, convertirse en luz, manifestar poderes espirituales o trascender la oscuridad de la vida y las emociones diarias.  No se trata de dicha cĆ³smica, habilidades clarividentes instantĆ”neas o escapar de las responsabilidades humanas.  No se trata de perder el ego, detener la mente o incluso cambiar de alguna manera la naturaleza de la mente.

 

Hay muchas capas de la mente relacionadas con muchas capas de conciencia.  En nuestro estado actual de desarrollo, estamos condicionados a percibir la realidad a travĆ©s de una sola de estas capas, la mente pensante.  La mente pensante tiene un papel esencial que desempeƱar en nuestro viaje de encarnaciĆ³n, pero de alguna manera nos hemos condicionado a creer que esto es todo lo que hay.

 

La mente pensante percibe la realidad a travĆ©s de su capacidad para comparar y analizar informaciĆ³n.  Se viste con un conjunto de creencias y emociones subconscientes, que todos heredamos de una red colectiva de condicionamiento humano.  Se basa en la memoria y crea un sentido de identidad basado en una secuencia de eventos en un tiempo lineal.  Nos referimos a este sentido del yo como el ego.  Nuestra personalidad basada en el ego se ve a sĆ­ misma como una identidad fija que comienza con el nacimiento y termina con la muerte.

 

La mente pensante nos ayuda a pensar ya sobrevivir.  No estĆ” diseƱado para la percepciĆ³n de realidades mĆ”s sutiles que son el dominio del alma.  Es solo un aspecto de lo que somos como entidad multidimensional, pero debido a la densidad vibratoria de nuestro organismo cuerpo-mente, este es el aspecto de nuestro ser con el que tendemos a identificarnos y con el que nos obsesionamos.  La iluminaciĆ³n se trata simplemente de romper las capas de condicionamiento subconsciente que nos mantiene fijos en la mente pensante para reconectarnos con nuestra presencia multidimensional.

 

A medida que nos damos cuenta de los apegos y adicciones basados en la mente pensante, buscamos salir de nuestro sufrimiento.  Para muchos buscadores espirituales, esto implica una bĆŗsqueda interminable, un autoanĆ”lisis constante, triunfos fugaces y fracasos inevitables.  Todo esto es parte de nuestra condiciĆ³n humana.  Nuestras necesidades incesantes de compararnos, analizarnos, justificarnos y juzgarnos estĆ”n todas dentro del dominio natural de la mente pensante.

 

IrĆ³nicamente, incluso nuestra identidad como buscadores espirituales tiene su origen en la dualidad de la mente pensante, que siempre intenta crear expectativas y juicios basados en lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo espiritual o lo no espiritual.  Creemos que de alguna manera tenemos fallas y nos involucramos en una bĆŗsqueda para cambiarnos a nosotros mismos.  Descubrimos que es imposible cambiar la naturaleza de nuestra mente y terminamos asfixiados por la culpa y la vergĆ¼enza.

 

Nuestra identificaciĆ³n con la mente pensante se disolverĆ” en el instante en que nuestra frecuencia vibratoria se eleve de nuestro apego a las realidades tridimensionales.  Es parte de nuestro viaje evolutivo, nuestro destino divino.  Pero no puede suceder tratando de hacer que suceda. La simple verdad es que la iluminaciĆ³n no es algo que se pueda lograr, por mucho que lo intentemos.  Todos nuestros intentos, todos nuestros esfuerzos, solo surgen de ese aspecto de nosotros mismos que se identifica con la mente pensante, la misma mente pensante de la que tratamos tan desesperadamente de desconectarnos.

 

La iluminaciĆ³n es el reconocimiento de que no somos esta red de condicionamientos que habitan en un organismo cuerpo-mente que creemos que somos.  La iluminaciĆ³n es romper con la dualidad inherente al ego personal y comprender que las cosas son simplemente lo que son, sin desear algo que parezca deseable o placentero, sin resistirnos a lo que consideramos doloroso o desagradable.

 

La iluminaciĆ³n es aceptar la realidad de las cosas tal como son en este momento, simplemente porque nuestra identidad ya no estĆ” apegada a los mecanismos de comparaciĆ³n y juicio inherentes a la mente pensante. Liberada de la red de condicionamientos, es la capacidad de expresarnos espontĆ”neamente en cada momento, viviendo desde nuestro autĆ©ntico yo mĆ”s que desde respuestas condicionadas.  Liberado de las cargas del pasado y de las expectativas del futuro, es la capacidad de comprometerse plenamente con la vida en cada momento presente.

Liberados de nuestra identificaciĆ³n con la mente pensante, o ego personal, es la capacidad de encarnar a travĆ©s de estos organismos cuerpo-mente como expresiones espontĆ”neas de la conciencia divina, o alma.

 

Inevitablemente surge la pregunta: "EstĆ” bien, todo esto estĆ” bien, pero ĀæquĆ© HAGO para iluminarme?"  Debemos entender que nuestro ego personal se basa en hacer, y la mente pensante no puede detener a la mente pensante. Una vez que realmente entendemos esto, paradĆ³jicamente, podemos cesar nuestros esfuerzos, aceptar nuestro fracaso y dolor, abrazar nuestras inconsistencias y sombras, relajarnos en la verdad de lo que ya es y hacer las paces con el universo.  Al hacerlo, nos damos cuenta de que en el mismo acto de soltar ya hemos encontrado lo que hemos estado buscando durante mucho tiempo.

 

Recuerdo haber conocido a Ramesh Balsekar en Bombay, solo unos meses antes de su fallecimiento.  TodavĆ­a fuerte a principios de sus 90, fue un discĆ­pulo cercano de Nisargadatta Maharaj y un maestro iluminado por derecho propio.  Recientemente me habĆ­a dedicado a investigar la posibilidad de realidades mĆŗltiples simultĆ”neas en un contexto evolutivo y, sin preĆ”mbulos, le pedĆ­ que expusiera la naturaleza de la conciencia, las realidades mĆŗltiples y el tiempo.

 

Me encogĆ­ tan pronto como terminĆ© de hacer la pregunta, dĆ”ndome cuenta de lo irrelevante que era en este contexto, y de que, como maestro advaita, estaba a punto de destrozar a este interrogador.  Ɖl hizo.  ĀæPor quĆ© esa pregunta es tan importante para Kiara?, preguntĆ³.  ĀæCĆ³mo me va a hacer feliz la mera acumulaciĆ³n de conocimientos?

 

ā€œNuestro problema bĆ”sico es la identificaciĆ³n con nosotros mismos como 'hacedor'ā€, continuĆ³ diciendo.  ā€œMientras nos identifiquemos con el 'hacedor', pensamos que tenemos opciones en la vida, persiguiendo placeres, evitando el dolor.  Creemos que estamos tomando decisiones equivocadas y nos sentimos culpables. O tomamos decisiones porque tenemos miedo de vivir nuestra propia verdad.  Pero cada acciĆ³n que tomamos es simplemente el resultado de nuestro condicionamiento actual y nuestra herencia genĆ©tica. Todas son elecciones basadas en el miedo. ĀæRealmente tenemos libre albedrĆ­o?ā€

 

ā€œSomos libres solo cuando ya no nos identificamos con el hacedorā€, continuĆ³ diciendo.  ā€œEntonces nos convertimos en un hacer, y la vida se convierte en un acontecimiento.  Ya no nos identificamos con el hacedor, ya no vivimos con miedo de tomar decisiones equivocadas, o de que de alguna manera el universo pueda hacernos daƱo.  Liberamos nuestra culpa y nuestros miedos, y nos involucramos espontĆ”neamente con la vida en el momento presenteā€.

 

ā€œSer iluminado es aceptar el flujo divino a medida que se mueve a travĆ©s de nosotros sin identificarnos con un hacedor personal.  Ser iluminado es dejar de vivir con miedo. Ser iluminado es reconocer que no hay nada ni nadie a quien culpar de nada de lo que podamos encontrar en la vida, ya que todo lo que sucede es parte de la voluntad de Dios, el destino divino y el plan cĆ³smicoā€.

ā€œEl problema no es del egoā€, enfatizĆ³.  ā€œTodos estamos sujetos a las influencias subconscientes del ego personal, tanto del psicĆ³pata como del sabio.  La diferencia es que en el caso del sabio ilustrado, el sentido de hacedor personal ha sido desarraigadoā€.

 

ā€œSi no somos los hacedoresā€, continuĆ³ diciendo, ā€œĀæcĆ³mo puede haber karma?  El karma solo es real para nosotros si estamos identificados con la forma fĆ­sica, atrapados en un mundo de dualidad, sujetos a la rueda de la responsabilidad y las consecuencias. Una vez mĆ”s allĆ” de esta identificaciĆ³n limitada, somos libres de manifestar todo el poder de nuestro destino divinoā€.

 

ā€œUna vez que reconocemos que no somos los hacedores, todo cambia.  Nuestra identidad cambia a algĆŗn lugar mĆ”s allĆ”, reconocemos que todo se rige por la ley cĆ³smica y, por lo tanto, no hay nada que resistir, nada que temer. El hacedor se vuelve uno con el hacer, y nuestro destino se desarrolla en cada momento en un fluir espontĆ”neo de vidaā€.

 

ā€œUna 'entidad' personal y la iluminaciĆ³n no pueden ir juntasā€, concluyĆ³.  ā€œNo hay un 'yo' o un 'tĆŗ' para buscar la iluminaciĆ³n.  De hecho, no existe tal cosa como la iluminaciĆ³n, Ā”y comprender verdaderamente esto es en sĆ­ mismo la iluminaciĆ³n!

 

Por lo tanto, la esencia de la iluminaciĆ³n es comprender que yo no soy el hacedor, sino simplemente un vehĆ­culo para que suceda.  Si yo no soy el hacedor, ĀæquiĆ©n queda para sentirse culpable, temeroso o crĆ­tico sobre cualquier cosa que la vida tenga para ofrecer?

 

Nuestros recuerdos del pasado, nuestras esperanzas y temores para el futuro, todos surgen de nuestra identidad como hacedores.  La vida estĆ” destinada a ser vivida en el momento eterno del hacer espontĆ”neo nacido en nuestra identidad como conciencia multidimensional.  Sin embargo, quedamos atrapados en un mundo de tiempo una vez que nos identificamos como hacedores.

 

Somos simplemente un testigo de la divinidad que pasa a travĆ©s de nosotros, creĆ”ndose a sĆ­ misma en cada momento fresca desde una fuente infinitamente creativa, de acuerdo con su propia sabidurĆ­a, su propio tiempo.  A medida que practicamos cambiar nuestra identidad del hacedor a la acciĆ³n espontĆ”nea, del ego al alma, nos damos cuenta de que TODO es voluntad divina.  Esta es una perspectiva que nuestro limitado organismo cuerpo-mente no puede captar fĆ”cilmente.  Ā”La iluminaciĆ³n es simplemente darse cuenta de que esto siempre ha sido cierto y no resistirse a la perfecciĆ³n de lo que ya es!

 

En Ćŗltima instancia, desde esta perspectiva, nos damos cuenta de que no hay nada que podamos hacer para silenciar el ego, abandonar la mente u obtener nuestra iluminaciĆ³n, porque todos estos intentos de cambiarnos provienen de resistirnos a la perfecciĆ³n de lo que ya es.  Todo lo que podemos hacer es simplemente amar y comprender la perfecciĆ³n de nuestro lugar dentro del todo, exactamente como somos.  Tan pronto como reconocemos esto, se levanta el telĆ³n y nos damos cuenta de que no somos tanto el actor en el escenario de la vida, sino la vida misma que desea expresarse en cada momento de la existencia.

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